Décima cuarta estación: Jesús es sepultado

Gentes sencillas van acompañando a la Madre Dolorosa en el cortejo fúnebre. Entierro solemne y cargado de misterio, el entierro del hombre – Dios. Allí quedó el cuerpo de Jesús y junto a Él, el corazón destrozado de María. Permíteme Señora dejar allí también mi mezquino corazón, y hazme sentir tu dolor y tu pena. Que aprenda mi lección y no vuelva más a pecar…que entierre de una vez por todas mi orgullo, mi vanidad, mis defectos, mis faltas todas.
(Pausa para meditar)
Queremos Madre acompañarte y consolarte, no queremos dejarte sola, queremos estar cerca de ti para que nos enseñes a estar al pie de la cruz de los que sufren, a llorar con los que lloran, a hacer nuestras las penas de los demás, a compartir las angustias y los problemas de otros, madre intercede por nosotros y pídele a Jesús que nos regale un corazón compasivo como el tuyo. Madre, fuente de amor y de bondad, no desoigas mi súplica, no soy digno de ti, pero te necesito tanto….
Muéstrame a Jesús, para que yo lo ame como TÚ.
(Pausa para meditar en silencio)
PADRE NUESTRO… AVE MARÍA… GLORIA…
PERDÓN, oh Dios Mío! (cantado)
Todos: Adorámoste Cristo y te bendecimos, que por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén