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Jesús es clavado en la cruz

Décima cuarta estación: Jesús es sepultado

Jesús es sepultado
Jesús es sepultado

¡Cómo lo ponen sobre la cruz! Se oyen los golpes del martillo, brota la sangre de sus manos y de sus pies. Se retuercen sus nervios; todo su cuerpo recibe una brutal y escalofriante sacudida, producida por el dolor al penetrar los clavos. Padece terriblemente.

Ya está Jesús clavado a la cruz, por ti, por mi, por los buenos, por lo malos, por todos y por amor de todos. Los sufrimientos de Cristo, Su Pasión aplicada en cada dolor, nos redime, nos da la salvación, Cristo nos compra con su sangre, por eso valemos tanto como hombres redimidos, como Hijos de Dios. ¿Cómo le pienso pagar tanto amor? Hasta ahora tal vez no había comprendido….por eso de ahora en adelante quiero agradecerte Tu Pasión, amando a mi prójimo como te amo a Ti…

(Pausa para meditar)

¡Cuántos enfermos clavados a su lecho como Tú a tu cruz, cuántos minusválidos, huérfanos, viudas, ancianos abandonados que sufren soledad…! Por ellos te pedimos hoy Señor, para que les hagas comprender el valor inmenso que tienen sus sufrimientos si los unen a tu pasión… Y… yo Señor, que me quejo de tantas y tantas cosas, que me canso, que me duele, que mis problemas, que no me quieren, que no siento bien, que no tengo ganas de hacer nada…¡Qué poco espíritu de sacrificio el mío! Yo también tengo que comprender Señor lo que te agrada: que mi penitencia y sacrificio valdrán mucho si van unidos a la compasión.

(Pausa para meditar en silencio)

PADRE NUESTRO… AVE MARÍA… GLORIA…
PERDÓN, oh Dios Mío! (cantado)

Todos: Adorámoste Cristo y te bendecimos, que por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén